El mundo ha ido a parar a donde me es inalcanzable. Aun en mis más preciados sueños se pasea oscilante sobrevolando mi cabeza como una mosca impertinente que atisba a arruinar mi sopa con una seguridad de éxito casi confirmada. Cuál es entonces el significado de avanzar si el paso a darse no es juzgado sabiamente. Qué es de la premeditación en manos del fracaso. Qué es el fracaso si no el triunfo de alguien más. Hoy podemos saborear las nubes pero con temor de mirar al pasado. Por vértigo. Por falta de coraje. Por mera aceptación. Qué Ucronías reposan en la Distopía que nos han hecho tragar como Utopía, sin dejarnos mejor escape que la Eutopía; pavimentando los caminos con aire, literalmente. Dejándonos al margen de un mundo que no se detiene en sus ansias de progreso incesante; que nos aparta de si mismo intentando buscar un lugar disponible para un pueblo que, alimentado por ramas de olivo, ocupa tanto espacio que es necesario un cambio en su dieta. Más allá de cualquier queja, más lejos de toda súplica, el hombre es solo un hombre y no es competencia para la sociedad. Aun un conjunto de hombres son tan solo muchos hombres (o pocos, en este caso en particular). Veo hacia arriba y el mundo avanza. Veo hacia abajo y el mundo retrocede. Tal como si buscara curarse de nuestra huella. No hay punto intermedio para quien no participe de esta carrera. Estamos tan rodeados de humo que no podemos ver el futuro nítidamente, pero es predecible, aun para el mas obtuso de nosotros. Las diferencias de ayer y o hoy no son distintas a las de hoy y mañana. Quién no quisiera jalar los hilos de su propia vida y prescindir de un titiritero que nos impulse a seguir sus normas. Pero siempre ha sido así. Tan solo hay que aprender a distinguir comodidad con conformidad. Que el bien mayor no sea el bien de una minoría oculta entre las sombras que proyectan desde el cielo, buscando la cima del monte Olimpo.
Martes, 3 de Mayo del 2011
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